jueves, 28 de julio de 2011

marco teorico

CORPORACIONES EUROPEAS PRETENDEN CONSTRUIR 8 GRANDES REPRESAS EN BELLA REGIÓN DE CHILE
 

La posibilidad de obtener sustanciales ganancias han motivado a Enel de Italia, Endesa España, mediante su filial Endesa Chile a planificar la construcción de cinco grandes cnetrales hidráulicas de embalse en uno de los lugares menos contaminados del planeta: la Región de Aysén en la Patagonia chilena. http://es.wikipedia.org/wiki/Central_hidroel%C3%A9ctrica#Beneficio
Valle en Aysén. (Crédito: Linde Waihosser) (Actualizado 31 de Mayo, 2011 Agencias-CA) Como en la bíblica batalla de David contra Goliat, los vecinos de Aysen en Chile y una gran mayoría de su población, están enfrentando a dos gigantescos proyectos hidroeléctricos que les imponen 2 poderosas empresas eléctricas extranjeras y un socio local: Enel/Enersis de Italia y España, Colbún de Chile y Xtrata de Suiza, que pretenden transformar esa bella región en un gran artefacto de producción de electricidad destinada a las empresas mineras del norte chileno y a su capital Santiago.
Esta región, que tiene una de las tasas de precipitaciones más altas del mundo y comparte con Argentina los mayores glaciares continentales sobrevivientes del planeta, con caudalosos ríos, la mayoría de los cuales corren intocados hasta desembocar en lagos o en el mar, es el sueño de los ingenieros hidráulicos, cuyos planes para transformar tanta agua en electricidad se remontan a los años 1940s.
Enel/Enersis, a través de Endesa Chile, y Colbún, son dueñas en la empresa Hidroaysén, donde Endesa Chile aporta los derechos de aguas de los ríos Baker y Pascua, heredados del gobierno de Pinochet, donde el primero es el más caudaloso de Chile. Desean aprovechar estos derechos para construir una potencia energética de 2 750 MW, a un costo de $ 3.200 millones de dólares. De materializarse las represas, inundarían directamente unas 6.000 hectáreas de terreno afectando una gran variedad de bosques, campos productivos y humedales, los grandes atractivos turísticos de la región. Endesa y Colbún tenían planificado iniciar en 2008 las obras de construcción de cuatro centrales: Baker 1 y 2, y Pascua 1, 2 y 3, pero las muchas observaciones a su Estudio de Impacto Ambiental (EIA) han retrasado el inicio de las obras.
Valle del Río Cuervo en Aysén. Xtrata Cooper por su lado, desarrolla sus proyectos al Norte de Puerto Aysén, en los ríos Cuervo y Blanco, con lugares aún intocados por el hombre. Ellos pretenden desarrollar unos 1.000 MW con una inversión de 1.000 millones de dólares.
Además que ambos proyectos se contrapone con la industria del turismo que se desarrolla en la región con gran velocidad y la vocación de Aysén por la naturaleza, las represas estarán a 2.000 kilómetros al Sur de Santiago, el mayor consumidor de electricidad de Chile y para quién va destinada la energía; y a 3.500 kilómetros de las grandes minas de cobre de Chile, otras potenciales usuarias de esta energía.
La propuesta ingenieril, consiste en llevar la electricidad a través del tendido de cables más largo del mundo directamente hasta Santiago en forma de corriente contínua, lo que permitiría tener menores pérdidas en el largo transporte, transformarla allí en corriente alterna e inyectarla al Sistema Interconectado Central (SIC), el tendido de cables que abastece de electricidad a Chile, desde Puerto Montt hasta Taltal.
Esta forma de transmisión reduciría las pérdidas a sólo un 8% de la electricidad (1.474,4 GWh al año) en el transporte.
Enviar la electricidad de esta forma haría imposible que fuese "bajada" en el trayecto, y Aysén, la región que sacrificaría su bello entorno e industria turística al construirse las represas y el largo tendido de cables necesarios para su transporte continuaría pagando altos costos por la electricidad, mientras Santiago y las empresas mineras de Antofagasta y Tarapacá aprovechan el bajo costo de la electricidad producida en su región.
A último minuto Hidroaysén y como transacciones con políticos locales, la empresa ha accedido a invertir en Aysén unos US$85 millones en la construcción de minicentrales hidroeléctricas que permitirán duplicar la generación eléctrica actual de la región, a 26,6 MW, permitiéndo abaratar el costo de la electricidad para los ayseninos.
El enorme cableado que llevará la electricidad a Santiago, y cuyo trazado recién comienza a develarse, deberá cruzar por 8 regiones, esquivando los parques nacionales que hay en el camino. Evitará cruzar el Parque Pumalín con un tramo submarino de 190 kilómetros. Pero romperá por sectores boscosos y vírgenes de la Provincia de Palena, uno de los lugares más bellos del mundo y relicto de lo que fue alguna vez toda la Región de Aysén, por el costado de un camino costero que comunicará Puerto Montt con Chaitén. Con este gigantesco tendido se alteraría permanentemente uno de los paisajes más bellos del mundo, con el objeto de suplir de energía a empresas mineras extranjeras que extraen minerales en el norte del país.
El tendido de alta tensión impactará a miles de propiedades, la ecología local y el rico valor escénico a lo largo de al menos mil quinientos kilómetros, mientras corre por el costado de la Ruta 5 con una doble corrida de torres de 70 metros de altura, como edificios de 23 pisos. La faja de tierra por donde irá la línea de 3.800 torres de HidroAysén llevará su tendrá entre 100 metros y 120 metros de ancho, el que se podría ampliar -a unos 150 metros de ancho- y llevar las torres de cada empresa por ella.
A pesar que dentro de la legislación chilena las poderosas empresas eléctricas pueden practicamente hacer lo que se les ocurra, sin que el Estado pueda casi intervenir, una ámplia mayoría de ciudadanos, incluyendo a varios parlamentarios, políticos y ONGs defensoras del medio ambiente, tanto de Chile como de otros países, se han puesto en movimiento para detener y frustrar las intenciones de Endesa España, Colbún, Xtrata y Transelec.
EL FRACASO DEL GAS NATURAL
Este faraónico megaproyecto, recuerda otro fracasado megaproyecto energético chileno: el transporte de gas natural argentino a Chile, realizado a fines de los 1990s. Se aprovechó el bajo precio del gas natural argentino para construir cuatro gasoductos entre Chile y Argentina, bajo criterios cortoplacistas que beneficiaron las tres regiones más desarrolladas de Chile: Santiago, Concepción y las mineras de Antofagasta.
La traída del gas natural desde Argentina fue uno de los casos donde leyes descuidadas permitieron la gestación de un desastre anunciado, con gravísimas consecuencias para el país. Además de hipotecarse el futuro energético por 20 años en todo el país, se estimuló el traslado de centenares de empresas en Santiago.
Aquí, en a una sorprendentemente rápida operación comercial internacional y gracias a un titánico esfuerzo de ingeniería, algunas empresas chilenas obtuvieron enormes ganancias, a costa de dejar al país descolocado por decenios en suministros energéticos y exacerbar el centralismo de la capital.


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